lunes, 9 de mayo de 2011

Un artículo de Manuel de Val - 2


La segunda parte del artículo de Manuel de Val se refiere a la Biblioteca Popular de Castro Urdiales, que contó desde el primer momento con la colaboración estrecha del Ateneo Popular de Santander y con la oposición abierta del cura del pueblo.

Hace poco más de un año nació en la vecina ciudad de Castro Urdiales una Biblioteca popular.

En sus primeros momentos de desarrollo aquella entidad conoció los mismos peligros que ya había conocido la nuestra. Pero su enemigo había ocupado para el ataque un puesto visible, Era el clero, con figuras que se colocaron tan en descubierto como el presbítero D. Patricio Zarandona.

No era suficiente, al parecer, el que la Biblioteca hubiese podido pasar sus estatutos por la criba más exigente que se ideó durante la última época pretoriana, tan característica por sus ataques a la independencia de la cultura.

Era necesaria –así había que suponer- la intervención de la censura eclesiástica, aún en aquello que pretendía nacer alejado del confesionalismo.

Hasta la tolerancia, que es el camino más recto que existe hacia la paz, había de estar sujeta –única manera de perder su virtualidad- a una fiscalización de sacristía.

Aquella pretensión dio lugar a que los creadores de la obra fijaran públicamente su posición y su criterio: defendía la universalidad de la cultura.

No les importaba tampoco el que, en contraposición, como un giro partidista enfrentado con aquella amplitud de opinión, naciera otra biblioteca exclusivamente católica. Ni rechazaban los libros de esta religión, que con gusto haría figurar en sus anaqueles, sostenidos por su eclecticismo admirable.

La obra, no obstante, creció como la nuestra, sin torcer su orientación primitiva.



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